¿Existe el rechazo a las mujeres curvy?

Hace unos meses leí un reportaje en un periódico que me sorprendió mucho. Abordaba el tema de la “gordofobia”, palabra que hasta entonces ni había oído ni pensé que pudiera usarse en una sociedad que se considera avanzada. Los psicólogos alertaban del aumento en sus consultas de clientes que presentaban un rechazo por las personas con sobrepeso o que ellas consideran que tienen sobrepeso o que se salen de los “cánones sociales de la estética”.

Entonces me paré a pensar en el bombardeo de imágenes que recibimos a diario de mujeres que salen en revistas, películas o programas de televisión. Comencé a observar los comentarios que se hacen en esos mismos programas sobre el sobrepeso como si esto fuera lo peor que te puede pasar. Todo ello me llevo a reflexionar sobre la presión que tenemos las mujeres entorno a nuestro físico y como esa presión puede traducirse en ansiedad y desembocar en un problema como el hambre o comer emocional.

Mirarnos al espejo y no sentirnos a gusto con nuestro físico puede ser un desencadenante para desarrollar una relación poco sana con la comida. Nos sentimos mal por cómo nos “vemos” y para calmar esa emoción de malestar, tristeza o rabia usamos la comida. Normalmente los alimentos que ingerimos en esos momentos son dulces, salados o grasos, ya que aportan energía rápida y también una sensación de satisfacción inmediata. El problema viene después cuando aparecen los sentimientos de culpa, el miedo a aumentar de peso, las críticas a nuestra actitud y, una vez más, la necesidad de aplacar esas emociones, esos sentimientos de forma rápida lo que nos impulsa a comer de nuevo.

Comer por ansiedad es muy frecuente, supongo que es una experiencia que casi todas hemos tenido en alguna ocasión. Si ocurre de forma puntual y somos conscientes de ello, de qué uso estamos haciendo de la comida, no es un problema. Se convierte en algo preocupante cuando esta conducta se cronifica convirtiéndose en nuestra única respuesta ante el estrés, las preocupaciones o los malos momentos.

En muchas ocasiones, la persona que desarrolla esta conducta es criticada por su entorno más cercano, lo cual agrava la situación. Desde fuera y desde el desconocimiento se juzga esta forma de actuar como si fuera “glotonería” cuando, en realidad, esconde un problema o una situación mucho más compleja que necesita ser resuelta. La comida es un indicador de ello, nos avisa de que, en nuestra vida o en relación a nosotras mismas, hay una situación que nos provoca insatisfacción.

No sé si te resultara familiar algo de lo que he contado hasta ahora, si es así, puede que, llegados a este punto, te preguntes, ¿de qué forma se puede abordar o resolver el hambre o comer emocional?

Yo lo resumiría en estos puntos:

Lo primero y, aunque parezca muy obvio, siendo consciente de si tu forma de comer es emocional (si quieres saber si tu forma de comer es emocional puedes descargarte mi guía donde explico qué diferencias hay entre el hambre emocional y el hambre fisiológica).

En segundo lugar, es importante descubrir qué situaciones o pensamientos generan en ti esta forma de alimentarte, esta respuesta casi automática para calmar tu ansiedad, aplacar tus emociones o para darle un descanso a tu mente después de un día difícil.

Y, por último, encontrar en ti los recursos necesarios para afrontar cualquier situación sin necesidad de recurrir a la comida.

Empecé hablando de la gordofobia como una actitud en auge en nuestra sociedad y quiero terminar con una pequeña reflexión. Creo que todas somos conscientes de que un sobrepeso excesivo conlleva problemas médicos importantes, pero en este caso, la gordofobia no se centra en una preocupación por la salud, es un rechazo a la imagen física que no se adapta a los cánones de belleza que un grupo social establece como “ideal”.

Yo me pregunto, ¿cuál es la talla que determina la belleza en una mujer?, de hecho, ¿es una medida quién define quienes somos? En mi humilde opinión, no hay nada más bello que una mujer que se conoce, que se quiere, que se acepta y que no deja que nada ni nadie externo a ella la defina.

E-mail: laura@lausanz.com
Móvil: + 34 682 245 929

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