La comida es sólo la” tapadera” detrás de la que se esconde el problema o la situación que te resulta difícil afrontar o que no sabes cómo resolver. Tú puedes encontrar el origen y aportar tu solución personal, única y definitiva.
Cada vez que comemos para calmar una emoción que no sabemos gestionar y sin que exista una necesidad fisiológica estamos comiendo porque tenemos hambre emocional Cuando comes para calmar tus emociones buscas una solución rápida a un problema que suele ser más complejo de lo que parece. En un principio la comida aplaca tu malestar, pero después la sensación de no controlar la situación, de haber vuelto a repetir una conducta que no deseas o el miedo a engordar te hacen sentir culpable.
El hambre emocional es una conducta en gran parte aprendida. En un momento de tu vida (del que ni siquiera puede que seas consciente) en el que te encontrabas mal, comiste y tu cerebro “grabó” esta conducta como una solución en situaciones en las que te vieras superada, nerviosa o asustada. Encontrar soluciones alternativas a la comida para remediar tu hambre emocional, no sólo evitará esos momentos en los que comes de forma impulsiva y descontrolada, también conseguirás aumentar tu autoestima, tu confianza y tu seguridad en ti misma. Tu relación con la comida dejará de ser un problema para ti.